Tuesday, May 08, 2007

“Los blogspaces, una adicción compartida”

Presentado el 11 de agosto del 2005
para cierto curso Universitario.
Basado en un artículo publicado
en alguna revista importante.

Era inevitable, el ser humano es por naturaleza impetuoso. Día a día los descubrimientos científicos y tecnológicos de algunos pocos visionarios nos asombran, moviendo a la especie hacia un estado de conciencia común que a través de la historia podríamos hasta ver como largas intervenciones catárticas que nos hacen avanzar o retroceder, según el funcionamiento que les demos. Así nos encontramos con el fenómeno de lo que empezó como un proyecto académico de un grupo de estudiantes estadounidenses para montar una red de área global: la Internet, medio que ha crecido de manera inmensurable para extraer, y algunas veces hasta socavar, cuanta información nos puede brindar este medio que se ha convertido (y con gran razón) en uno de los principales pilares informativos de la actualidad.

“¡La literatura está llena de aromas!”, dijo alguna vez Walt Whitman, famoso poeta que trató de ilustrar el concepto vitalista que de todos los aspectos de la vida tuvo la generación beat, ahora, en la era cibernética, bien podríamos exclamar: ¡La Internet está llena de aromas!, y es que sin un significado asociable al español, los “blogspaces” se han traducido en un calificativo común entre la clase media y alta de vanguardia como un sabor más del cual bien podríamos degustar su aroma; en la era de la computación, las telecomunicaciones, los pseudónimos cibernéticos cuasi-corporativos y la malgastada y creciente creencia en la libertad de expresión, las personas ya no sólo se tiran desnudas a las calles para protestar contra el gobierno o las restrictivas costumbres de antaño, ahora también han adoptado una postura de queja, socialización y entretenimiento a través de una aglomerada gama de sabores de acontecer tecnológico: servidores de news, foros, chats y páginas que ofrecen espacios para que estos cibernautas se expresen a como quieran, cuando quieran y sobre (prácticamente) lo que quieran.

Como consecuencia tenemos a un vulgo ocupado por encontrar quehaceres que mejoren su vida o capturen su atención, esta última quizás como un intento fallido de no permitirle a la mente pensar más de la cuenta, o evitar despertar un día sabiéndose desperdiciado por horas incalculables de hipnotismo televisivo. De cualquier forma siempre podemos encontrarle el lado positivo a las cosas, y tratando de que esta frase no suene como una repetición peyorativa de alguna excusa trillada, qué mejor manera que ejemplificándola con el tema en cuestión: los “blogspaces”.
¿Lo positivo? Una utilería más para que excéntricos matemáticos muestren sus capacidades de objetividad estadística, sacando cálculos inmensurables en pos de encontrar la capacidad vitalicia, importante y trascendental del asunto, o al menos una explicación aceptable a tal grado de fenómeno que se ha extendido a nivel mundial.
¿Lo negativo? El crecimiento de una orbe que se ha olvidado de sus capacidades inherentes de socializar de manera “común y silvestre”, a como se ha hecho desde antaño; y es que aunque esta aseveración suene un tanto chabacana o hasta vulgar, es incluso mas “auténtico” ventilar temas comunes con personas que estamos seguros de conocer, o que al menos podemos hasta tocar, tomando en cuenta que las conversaciones “en vivo” dan pie a discusiones mucho más interactivas, naturales y espontáneas.


De cualquier forma es impresionante y hasta interesante la forma en que se ha desarrollado este ya no tan fenómeno; si alguna vez fueron los “news” y los foros, ahora ha llegado la hora del “blogging”, y si este toma un rumbo tan edificante como el de sus predecesores, en buena hora por su aparición; lo único que aún como estirpe debemos de cuidar, es nuestra capacidad de desenvolvimiento social y de interacción personal con nuestro hábitat humano, antes de que se pueda vislumbrar un futuro sombrío como el expuesto por Ray Bradbury en su libro Fahrenheit 451, y que el mantener relaciones interpersonales a nivel cibernético no se convierta en una adicción compartida; en otras palabras: evitar la evolución errónea de una sociedad que ya no sólo vive en pos de la televisión, sino que también adquiere, día a día, una actitud tecnológica esclavizante globalizada.

**Nota: si suena contradictorio, aclaro vale la pena leer primero la seccion: "En construcción" también publicada en ésta página.

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