Tuesday, May 08, 2007

“De la Inteligencia Artificial y otros detalles…”

Presentado el 23 de febrero del 2006
para cierto curso Universitario.
Basado en un artículo publicado
en alguna revista importante.

Muchas cosas empiezan con propuestas, se podría inclusive decir que la vida entera es una propuesta infinita y calculada, claro que ésta se divide en partes, y cada una de ellas poseen en sí, una propuesta específica. Así que Alan M. Turing se atreve a lanzar una, y sucede que no es otra cosa más que el evocar el génesis de toda una era de incertidumbre, roces filosóficos y computólogos aferrados a un ideal positivista de “sí se puede”.
¿Y cuál es esa pregunta?, la respuesta no es otra más que: ¿pueden las máquinas pensar?
Es una frase carente de puntos suspensivos, en realidad es completamente puntual y deja la imposibilidad de redundar mucho en otros temas. La pregunta es simple, pequeña, compacta, predecible, quizás, si nos remontamos a la era actual; un tema trillado dirán: si ya hasta se imparte como cátedra común en la universidad es porque el asunto ha adquirido tal popularidad que debería ser normal referirse a él.

Yo replantearía la pregunta, la haría más exacta, un poco más cercana a la realidad. ¿Pueden las máquinas parecerse a un ser humano tanto que hasta sería imposible, a simple vista, reconocer si en efecto se trata de una máquina o una persona?, creo más en una respuesta cabal a esta pregunta, tomando en cuenta los experimentos, conclusiones, conceptos, teoremas e hipótesis posteriormente expuestas por Turing, y a mi propia concepción con respecto al tema. El asunto no es fácil de explicar.
El meollo de tanta incertidumbre es el siguiente: tomando como punto de partida las premisas de Turing, yo me pregunto: ¿y quién dijo que el ser humano puede pensar? El hecho de que nosotros creamos poseer la certeza de que nuestro prójimo funciona de una forma similar a la nuestra no muestra absolutamente nada; así, la experiencia no es sólo una prueba cuestionable, sino que además suele ser fluctuante y carente de valores conceptuales.
Es decir, no por el hecho de que nosotros creamos pensar se puede concluir inmediatamente que entonces el resto de personas también posean esa capacidad; dentro de nuestra concepción estamos limitados, en este punto es importante recalcar, que no se puede suponer la existencia de algo basado en lo que se supone ha sido nuestra propia experiencia.

El ser humano actúa por imitación, al igual que los animales, e incluso una máquina puede aprender por imitación, eso es completamente natural; se supone entonces que el misticismo humano radica en nuestra capacidad de razonamiento, siendo esto no más que una capacidad inherente de escoger y ser impredecible: nuestro comportamiento se traduce entonces en una sola frase: estados caóticos.
Eso es lo que comúnmente se profesa, incluso y entran a jugar conceptos como “libre albedrío” y otras quimeras filosóficas cuando en verdad sabemos que nuestra realidad está sujeta y completamente limitada a las alternativas expuestas, esto es, el aprendizaje previo.

Si yo por ejemplo deseo escoger mi color favorito y únicamente poseo de alternativas el blanco o negro, es imposible que sin saber la pre-existencia del rojo, sea este último el que escoja. 1ª Conclusión: nuestra libertad está limitada.
Si además por ejemplo, de pequeña nunca pude superar un trauma hacia la oscuridad, es muy posible que entonces tenga cierta aversión hacia el color negro, y termine escogiendo el blanco. 2ª Conclusión: lo impredecible está limitado por la experiencia o aprendizaje previo.
3ª Conclusión: La experiencia o aprendizaje previo no es más que un repositorio de imágenes visuales e información debidamente almacenada y conectada entre sí, que sea entendible y utilizable de forma lógica. Responde a la premisa de imitación. Todo lo hemos aprendido por imitación, los sonidos traducidos en vocales y palabras, así como los garabatos en papel a manera de escritura e incluso la forma de comer, la colectividad y poca variedad en la forma de agarrar un tenedor o cuchara no presupone otra cosa más que imitación.
Se ha comprobado que el comportamiento humano resultante luego de comer chocolate es equivalente a la sensación de estar enamorado. 4ª Conclusión: los llamados sentimientos no son más que respuestas químicas y por lo tanto se pueden simular.
Un animal cualquiera, incluidos los seres humanos, es capaz de aprender por prueba y error. El razonamiento no es otra cosa más que el recordar cierta vivencia y sacar conclusiones con respecto a dicho aprendizaje. Este apartado refuerza la 3ª conclusión.

En realidad se puede ahondar mucho más en el tema, pero incluso y tomando como premisa los estados caóticos y ver la sociedad mundial como un apartado impredecible es completamente erróneo. El ser humano, tanto como ente social así como personal, es un partícipe causal del entorno donde se desenvuelve, y esto presupone la posibilidad de predecir su comportamiento por causa de las limitaciones antes expuestas. Si no fuera así, entonces sería imposible medicar a un paciente psiquiátrico porque si todos actuáramos como entes únicos, entonces se debería desarrollar un tratamiento particular y personalizado a cada paciente, cosa que obviamente no ocurre: se tienen métodos, técnicas, medicamentos estandarizados, todo meramente clasificado.
No existiría la sociología o antropología, sería imposible encapsular los comportamientos humanos, pero obviamente por nuestra incapacidad de crear y concebir nuevos estados que antes no estuvieran ahí ya sea por causalidad o por conclusiones previas, somos categorizados en grupos y eso, efectivamente, no presupone nada impredecible.
Incluso y lo que se ha descubierto ya estaba en la naturaleza, así, se demuestra de nuevo que actuamos por imitación, tomamos conceptos superfluos y los reproducimos en conjunto con otros, haciéndonos parecer que es algo nuevo, cuando en realidad es el híbrido de dos conceptos pre-existentes.

Bajo estas premisas, entonces el ser humano no es ni impredecible ni de pensamiento ilimitado, es decir que es hasta inferior a un autómata, tomando en cuenta que un autómata puede contener información ilimitada, limitante clave en un ser humano. Así, el ser humano se traduce en ser un autómata de segundo grado, y como un autómata es en realidad una máquina, entonces el ser humano es una máquina. Por consiguiente la conclusión final a la pregunta ¿pueden las máquinas pensar? es esta: sí, considerando la suposición de que lo que hace el ser humano es pensar, entonces efectivamente una máquina puede pensar.

**Nota: si la lectura del texto anterior suena contradictoria, aclaro vale la pena leer primero la seccion: "En construcción" también publicada en ésta página.

1 comment:

Anonymous said...

Me gustan mucho tus publicaciones. Creo que para estudiar Informática y la edad que tienes, tienes mucho conocimiento y buena capacidad de análisis, además de una excelente capacidad de redacción y de enlazar ideas.

Felicidades, continúa así